sábado, 22 de enero de 2011

El reloj

La nostalgia poseyó por completo mi memoria.
El cuerpo no puede,
no quiere,
detener su camino,
la mente hace su trabajo lento pero silencioso y va mandando sus severas órdenes para que cada órgano, cáda celula las cumpla irremediablemente.
Y primero aparecen las arrugas
luego la grasa va estancándose en zonas en donde es imposible eliminarla
los músculos pierden su fuerza otorgándole el triunfo de la batalla a la gravedad
los pensamientos vagan difusos por el tiempo
te traicionan
te retan
Es difícil ver el reloj en tu propia vida, porque vas acostumbrándote
día a día
a verlo instalado sigilosamente, en calma, discretamente.
Lo curioso es que no duele, no en la carne, que se ha rendido ante la fuerza inaudita de las horas,
pero si en el alma.
Y verte así,
tan desarmada
tan inerme
tan frágil
tan sin brío.
Tan vencida por la irreparable marcha del momento
éso si me duele
Pero es la vida.
es parte de ella y hacerla mía y acogerla es mi cometido
Un día le tocará a mis hijos ver ésto mismo en mi cuerpo
y ellos tendrán que asumir su parte.
es el modo en como camina
pausado y paulatino
el reloj.