domingo, 27 de marzo de 2011

A que no me vas a creer lo que te voy a platicar.
Hoy 27 de marzo del 2011 venía de copiloto y traía puestos mis lentes oscuros pues era la hora en que el sol brilla tanto que te deslumbra hasta el pavimento.
Algo jaló la atención de mi mirada. Un montón de colores extraños.
Voltié al cielo y ahí estaba.
¡Una nube technicolor! La cosa más increible y maravillosa que haya visto.
El cirro (Todavía no olvido mis clases de geografía, nótese) estaba perfectamente pintado por el arcoiris.
Eran las doce de la mañana y no había forma de que una lluvia mañanera hubiera despertado los colores del arco del cielo. Pero ahí estaba.
No sobra decir que por poco chocamos cuando le compartí mi visión al chofer. Luego todos lo estábamos admirando.
Se me ocurrió comentar algo que no sé si tenga validez oficial como materia escolar, pero de no ser por el espectro del cristal, tengo entendido que el arcoiris sale tras la lluvia, con los cálidos rayos del sol. Lo que dije fué lo siguiente: "Qué raro, ¡pero si no hay agua!".
Traducción: en el cielo no hay agua. (modo mortal: no ha llovido)
Y ahí quedó la cosa. Pocos minutos después llegamos a la Misa dominical y que voy escuchando el evangelio: ...
él te habría dado agua viva...
Jesús se nos presenta como agua del cielo. Como diciéndome: ¡Hey! En el cielo si que hay agua. ¡Aunque no llueva!
Luego el agua apareció en mis ojos.
Y también el arcoiris.