Me sorprendí de la cantidad de movimiento que hay en el mundo.
Si te concentras lo suficiente, escuchas los coches que muy a lo lejos intentan desplazarse a su destino, cargados de gente con prisa. Escuchas el llanto de algún bebé que pide su alimento a la mamá que quizá continúa dormida. El golpe de un objeto al caer, el grifo del agua del vecino llenando su cubeta, los pájaros trinando en comunicación de un árbol a otro...
Por allá un martilleo de una construcción.
Y luego el silencio
como si se detuviera el tiempo.Entonces comienzas a escuchar el sonido del silencio
ese vibrar suave de moléculas,
tu respiración
tu mismo palpitar.
Me gustaría escuchar el sonido que producen las patitas del conejo de Marijó, el susurro que provoca el crecer de una hoja, la música del sol cuando atraviesa una rama...Y ver a través de lo invisible.
Me conformo por el momento con poder guardar silencio
para escuchar lo que me dice el corazón.