martes, 24 de mayo de 2011

El Sahara: 2020 si seguimos tirándola.

Riing riiing...
-Siapatel habla fulanito a sus ordenes...
-Buenos días, fijese que en la colonia talporcual no tenemos servicio de agua desde hace cuatro días.
-Tiene el número de reporte?
-Si señor, es el tal y tal.
-Permitame.
(*minutos)
-Mire señorita, me reporta mi supervisor que efectivamente en la colonia talporcual no hay ni habrá agua porque en la intersección de las calles zutanita y menganita están haciendo un arreglo. Si usted quiere podemos mandarle un servicio de pipas.
-¡Valgame! si se van a tardar como en los arreglos de Pablo Neruda ya estaré contratando servicio de pipas permanente... caray, tiene idea de cuándo va a haber agua?
-Unos días... (=saabe)
-bueno, gracias.
-Para servirle.

Bueno, servicio servicio lo que se llama servicio, pues no. Qué facilidades tan urbanas las nuestras de ir al lavabo y abrir el grifo para lavarnos los dientes o darnos el lujo de poner la lavadora con 5 prendas blancas para luego poner la de la ropa de color.
Ni se diga la alegría de quitarse los zapatos y salir a regar tu jardín (que ahora esta más seco y amarillo de lo que jamás ha estado) y ver cómo las plantas se sacuden agradecidas. Pobres mis arrallanes, sus cortezas parecen gritarme que mueren de sed.
Ahora el baño dura menos de cinco minutos y en vez de lavavajillas, se lava con poquito jabón y un chorrito que apenas enjuaga.
¡Chihuahua! ¿No podremos hacer eso siempre?
¿De veras hemos de esperar a que se nos acabe?
Me da un poco de pena darme cuenta que aunque ahorro agua, me falta mucho por aprender.
Chispas, ojalá todos aprendiéramos en carne ajena...
¿será?