Riing riiing...
-Siapatel habla fulanito a sus ordenes...
-Buenos días, fijese que en la colonia talporcual no tenemos servicio de agua desde hace cuatro días.
-Tiene el número de reporte?
-Si señor, es el tal y tal.
-Permitame.
(*minutos)
-Mire señorita, me reporta mi supervisor que efectivamente en la colonia talporcual no hay ni habrá agua porque en la intersección de las calles zutanita y menganita están haciendo un arreglo. Si usted quiere podemos mandarle un servicio de pipas.
-¡Valgame! si se van a tardar como en los arreglos de Pablo Neruda ya estaré contratando servicio de pipas permanente... caray, tiene idea de cuándo va a haber agua?
-Unos días... (=saabe)
-bueno, gracias.
-Para servirle.
Bueno, servicio servicio lo que se llama servicio, pues no. Qué facilidades tan urbanas las nuestras de ir al lavabo y abrir el grifo para lavarnos los dientes o darnos el lujo de poner la lavadora con 5 prendas blancas para luego poner la de la ropa de color.
Ni se diga la alegría de quitarse los zapatos y salir a regar tu jardín (que ahora esta más seco y amarillo de lo que jamás ha estado) y ver cómo las plantas se sacuden agradecidas. Pobres mis arrallanes, sus cortezas parecen gritarme que mueren de sed.
Ahora el baño dura menos de cinco minutos y en vez de lavavajillas, se lava con poquito jabón y un chorrito que apenas enjuaga.
¡Chihuahua! ¿No podremos hacer eso siempre?
¿De veras hemos de esperar a que se nos acabe?
Me da un poco de pena darme cuenta que aunque ahorro agua, me falta mucho por aprender.
Chispas, ojalá todos aprendiéramos en carne ajena...
¿será?
martes, 24 de mayo de 2011
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