sábado, 23 de abril de 2011

Tengo una ocurrencia.
Viajé al pasado. Recorrí 365 días.
Desde el 23 de abril del 2010 comencé a tomar aquellas obras que estuvieron bien hechas, las que tuvieron un toque de amor, de entrega, de alegría, de lucha... las que fueron realizadas sin querer, pero con gusto, (creo que fueron pocas) las que fueron hechas con la completa voluntad y libertad. Las que me hicieron crecer y las que hicieron crecer a otros.
Las fui trenzando para hacer una canasta.
Algunos me decían que era tonto pensar que podía meter algo ahí, que se saldría por los agujeros que quedaban entre lazo y lazo. Que mi inexperiencia en hacer canastas era evidente.
Habías de ver las caras que pusieron cuando les dije que lo que quería era recoger luz.
Metería en mi canasta el fuego nuevo de esta noche brillante. La espera de la humanidad congelada por todo el día que se enciende gloriosa al anochecer...
A través de esos agujeros pasará la luz. Mi intención es esparcirla por el mundo al rededor de los proximos 365 días si es que Dios me da la vida.
Y haré más grande mi canasta cada año que pase. Quiero ser misionera de la luz. Derramarla con mis manos y con mi canasta...
Eso es lo que quiero hacer.