Solo Tú que conoces lo que hay dentro, muy dentro puedes saberlo todo.
Tú que escudriñas los rincones más oscuros y los pensamientos que aún no nacen en nuestras neuronas.
Tú que sabes si nuestra cara muestra una mueca alegre, cuando lo que quisieramos es llorar,
solo Tú puedes hacerme el favor
de llegar a ese lugar
y tocarlo y calmarlo y limpiarlo
y equilibrarlo y llenarlo de paz.
Ve, Espíritu.
lunes, 14 de febrero de 2011
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