viernes, 25 de marzo de 2011


Lo pior de todo es querer empezar, escribiendo algo simpático y que te esté intentando cargar la bruja corajes. Es una gordita chaparra con bastantes pelos sobre el labio superior, (para que no se oiga tan feo decirle bruja bigotona) y la nariz es chata y abultada con un color rojizo-azulado por el crecimiento inadecuado de sus venas.
Diatiro, como diría la nana Fela, me encantaría estar bien y de buenas y por más que busco adecuarme a las pérfidas circunstancias que me acechan, no consigo estirar las comisuras de mis labios. De hecho, lo que se me antoja es agarrar el montón de libros de "autoayuda" y superación personal que hablan del manejo de las emociones y prenderles un clasicos de lujo de esos de cajita amarilla con la indicación: "cierrese antes de encenderse, no se deje al alcance de los niños".
Y es que ahorita-ahorita, lo que se llama ahorita, defino la raza masculina como una especie aparte.
¡Sabe Dios en qué andaba pensando cuando agarró el montón de barro y formó a los adonis éstos!
Ah, ¡ya se! Ha de haber llegado un querubin de tres-cuatro añitos y como la pedagogía Divina no es como la nuestra, le ha de haber puesto toooooda la atención que el ser alado merecía y en eso... taráaan... ya estaba creada la cabeza (¿tienen?).
Disculpe todo varón que de casualidad (porque no los invité) esté leyendo ésto. Pero es que si se pasan.
Lo mas terrible de todo, es que en definitiva y punto final no puedo (y hablo en primera persona, pero segurito se me unen más de dos) vivir sin ellos. (Ellos se oye plural, pero me entienden ¿verdad?)
Son demasiado descomplicados. Eeeeeeeeeeeeese es el problema.
Como que nada importa lo suficiente, (no incluye trabajo, diverisón con amigos y bebidas) y eso abarca por el momento, al 99.99% de los homo erectus. Quien demuestre lo contrario que aviente la primera piedra y ¡huay! si me dá con ella.
Ah cómo se me antojaría estar en otro "mode" para escribir la oda al hombre. Tan guapotes, tan toscotes... con ese olorcito a recién bañado-loción que te impide literalmente no dar una bocanada al aire por donde pasan.
Apoco no.
¿Y qué me dices del teflón con el que su corteza cerebral está recubierta?
¿O será que tienen un "all inclusive" con los correctores "Xerox" que se usaban en las máquinas de escribir? Porque de que se les olvidan las cosas (las que no importan, repito)... se les olvidan.
Pue-que mañana amanezca menos cansada y mi humor -tan ácido por el momento- esté endulcorado y en cuantito vea a mi adorado marido, recién levantado, con pelos de almohada, se me enrosque el corazón de ternura y me ponga a decir las muchas cualidades de las que están dotados.
¡Hombres!