Hace unos días ponía en el perfil del facebook la frase de W. Mitchel: "No es lo que te pasa, sino cómo reaccionas ante lo que te pasa". Al día siguiente de ponerla, agregué: Y a mis cuarenta y tantos todavía no aprendo a reaccionar correctamente.
Así que al leer este tema de discusión, (al que por cierto, no fuí invitada directamente, pero me adjudiqué la invitación) no hizo sino poner una sonrisa en mi boca, porque esto me afirma, que de cierta manera todos los seres humanos cojeamos del mismo pie. Todos estamos en la lucha.
Unos días seremos más capaces de responder de forma asertiva y otros menos; unos días veremos las cosas de color de rosa y otras solo podremos percibir los grises en todos sus matices.
Lo importante será revisar de qué manera estamos haciendo uso de nuestras propias herramientas para que cada vez, sean las más, aquellas que sabemos responder a las circunstancias con una afirmación valerosa. De frente y con la mirada en alto.
Me acuerdo la noche en que hice mía esta frase. Estaba frente a un pueblito iluminado y un cielo lleno de estrellas. Ese es un paisaje que me roba cienmil suspiros. Pero resultaba que esa noche estaba triste y nada de eso que tenía frente a mis ojos me parecía hermoso. Mi mundo estaba dentro de mi y de mi deprimido ego. Y sin embargo, ahí estaba. El mismo pueblo, con las mismas luces y quizá hasta con la luna reflejada en el agua del mar.
No la ví.
No pude apreciarla.
Ahí estaba el mismo regalo de todos los días y mi reacción era encerrarme en mi dolor.
¿No nos pasa algo parecido a todos?
De cada uno depende si queremos abrir los dones cotidianos de la vida o encerrarnos en nuestro ser, reaccionando de forma negativa, o peor aún, sin responder.
martes, 26 de enero de 2010
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