Empiezo a ver tus barbas salir,
uno aquí, otro allá...
Tu cuerpo se alarga y dejas el calzado, roido y sucio
en un rincón del clóset, porque tus dedos se asfixian apretujados en aquéllos que ya no te quedan. Las muñecas de tus brazos quedan al descubierto en las mangas de tus camisas, en las que apenas te habías puesto si acaso una vez.
Tus gustos van creciendo contigo, y el trompo que te acompañó por años, está tirado en las esquina de un cajón.
Creces con la música, al compás de cada nota, como un solfeo armónico...
Hay notas negras, oscuras y largas, pero son parte de la sinfonía.
La clave de sol rige tus ideales, no permitas que se desafinen.
Tus músculos se marcan, ayudandote a subir más alto, a trepar con impulso, a sostenerte en cada agarre por pequeño que parezca.
Ya se que no miras abajo. El que escala no lo hace. Que tu vista está dirigida en otra dirección. Pero por si acaso te sirviera de algo, por si algún día necesitaras saberlo, yo estoy aquí abajo, sosteniendo unn poco la cuerda, soltando para que te eleves un poco más pero firme por si te sueltas.
domingo, 18 de septiembre de 2011
jueves, 15 de septiembre de 2011
15092011 a las 1200
Morenita... ésta tierra Mexicana es tuya. Tú eres nuestra Patria.
Celebramos algunos años de independencia, aunque lo que realmente deberíamos de celebrar es la cuenta de los años desde que tus hermosos pies posaron sobre nuestro país.
En muchos corazones hay dolor y amargura. ¿Qué no estás aquí tú que eres nuestra madre?
Muéstrate Señora, la más pequeña.
Cuida a tus hijos, los chiquitos y los grandes.
Niña mia.
Queremos dar el grito. Un grito que llegue hasta tus oidos y haga eco en tu memoria, para que nos mires con compasión y derrames las gracias que quizá nosotros mismos nos negamos a recibir.
Y es que mira, comprende, somos escalerilla de tablas, hoja, gente menuda.
Burrito que no entendemos, pero que llevamos sangre sencilla.
Por éso elegiste venir aquí ¿no es cierto?
Anda, toma a México entre tus manos y pásalo y répásalo como una cuenta más de tu Rosario.
Bendice los corazones de quienes te llamamos Immi, y de los que no saben aún que son tus hijos...O no lo demuestran.
Ojalá y estés contenta. Te invitamos a celebrar un año más de vivir bajo un cielo en donde todavía podemos salir a respirar y mirar las estrellas, quizá con miedo, si, pero es por que nos falta amor.
¿Estas bien de salud, Señora y niña mía? Encárgate de los que no lo están. Mira con ternura a nuestros enfermos.
Te pedimos María, que soples sobre nuestra nación. Anda, guárdanos entre los pliegues de tu manto verde. Cobíjanos en las mangas de tus ropajes rojos. Abrázanos en tu alma blanca.
Celebramos algunos años de independencia, aunque lo que realmente deberíamos de celebrar es la cuenta de los años desde que tus hermosos pies posaron sobre nuestro país.
En muchos corazones hay dolor y amargura. ¿Qué no estás aquí tú que eres nuestra madre?
Muéstrate Señora, la más pequeña.
Cuida a tus hijos, los chiquitos y los grandes.
Niña mia.
Queremos dar el grito. Un grito que llegue hasta tus oidos y haga eco en tu memoria, para que nos mires con compasión y derrames las gracias que quizá nosotros mismos nos negamos a recibir.
Y es que mira, comprende, somos escalerilla de tablas, hoja, gente menuda.
Burrito que no entendemos, pero que llevamos sangre sencilla.
Por éso elegiste venir aquí ¿no es cierto?
Anda, toma a México entre tus manos y pásalo y répásalo como una cuenta más de tu Rosario.
Bendice los corazones de quienes te llamamos Immi, y de los que no saben aún que son tus hijos...O no lo demuestran.
Ojalá y estés contenta. Te invitamos a celebrar un año más de vivir bajo un cielo en donde todavía podemos salir a respirar y mirar las estrellas, quizá con miedo, si, pero es por que nos falta amor.
¿Estas bien de salud, Señora y niña mía? Encárgate de los que no lo están. Mira con ternura a nuestros enfermos.
Te pedimos María, que soples sobre nuestra nación. Anda, guárdanos entre los pliegues de tu manto verde. Cobíjanos en las mangas de tus ropajes rojos. Abrázanos en tu alma blanca.
lunes, 12 de septiembre de 2011
IMPLOSION
El rugido del magma se escuchaba desde el eco de mis cavernas, calentando la atmósfera y haciendo hervir la brisa que flotaba al amanecer. Buscaba ansiosa por los rincones un espacio en dónde encontrarte, para hacer ahí mi morada, resguardarte y resguardarme del vapor que quemaba la piel.
No lo encontré. Dando tumbos abría y cerraba puertas moviendo la cabeza de un lado a otro intentando oler tu perfume. Y no estabas.
Por ahí tirados, me encontré un par de zapatos tuyos, recordándome tu ausencia.
Tomé con las dos manos mi corazón y vi despacio, cómo hacía erupción. Se esparcía por todos lados.
Caí rendida.
Me conformo con mirar tu fotografía.
No lo encontré. Dando tumbos abría y cerraba puertas moviendo la cabeza de un lado a otro intentando oler tu perfume. Y no estabas.
Por ahí tirados, me encontré un par de zapatos tuyos, recordándome tu ausencia.
Tomé con las dos manos mi corazón y vi despacio, cómo hacía erupción. Se esparcía por todos lados.
Caí rendida.
Me conformo con mirar tu fotografía.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)