viernes, 6 de enero de 2012

Mis regalos second part

Los papeles formaban ya una montaña. Arrugados y juntos tapaban mi vista cuando permanecía sentada en el suelo. Los hice a un lado y tomé una caja rectangular de la que se desprendía un olor a incienso.
Dentro de ella estaba el regalo del movimiento.
Inhalaba y mis pulmones se llenaban del sahumerio y exhalaba mientras mis brazos y piernas se colocaban en posiciones con nombres de animales. Cigúeña, pez, delfín...
Uno que otro nombre extraño a mi lenguaje brotaba del incienso: chaturanga, garudasana, ananda balasana...
Después de un rato de fluir con el movimiento equilibrado, abrí un paquete que parecía venir con una cadena para colgarmela en el cuello.
Era una pequeña caja negra que al abrirla aparecía toda clase de información.
Redes invisibles y elementos que nuestras bisabuelas podrían haber jurado que son del diablo.
Presioné un botón que encendía la caja y quedé conectada con cada una de esas flores.
Podía mandar palabras a través de esta caja y los mensajes iban acompañados de abrazos y sonrisas.
Como si fuera poco,  apareció en la pantalla una página maravillosa en la que podía con solo presionar una tecla hacer aparecer una manita con el pulgar hacia arriba.
Más que un "like" es un reconocimiento de que lo que se ha subido a esa red invisible marcó algo en nuestro corazón.
Por nombrar alguno que otro de los regalos envueltos en esas cajas multicolores, encontré pinceles, plumillas, hilos, plantas, rompecabezas, lentes, alimentos sanos, agua, descanso, alegría, metas, ilusiones, recuerdos, fotografías, texturas...
Rostros nuevos que se agregaban al álbum familiar, a los amigos.
Diplomas que se enmarcaban junto con los trofeos, las medallas.
Música de fondo y pausas prolongadas.
Puertas, cocinas...
Inicios y finales
Recomienzos
Borradores
Y una vela. Que no permitiré que se extinga. Por lo pronto, la cuido esmeradamente hasta la próxima epifanía.

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