jueves, 25 de noviembre de 2010

La escucha.

Incursiono en tu espacio. Me haz abierto un pedacito de corazón, por ahí me filtro. Entro descalza. Casi de puntillas. Ahí no me queda más que arrodillarme. Estoy en tu intimidad. Ahí en tus secretos, junto a tus ilusiones, alrededor de tus miedos, navegando entre tus sueños.
Que no me atreva a irrumpir tu silencio con palabras sin eco; que no te dé - yo-, bajo mi libreta de esquemas, la solución a tus preguntas.
¡Que vea cómo corre por entre tus venas, sangre nueva!
¡Que se me permita ser testigo de tu liberación, de tu soltar amarras!

Veo tu cuerpo y lo escucho. Todo él me habla.
Me cuenta los secretos que quieres callar. La sabiduría del silencio de tu boca, lo grita tu piel.
Tus manos cruzadas por fin se desligan la una de la otra, dando lugar a espacios más amplios. Respira.
La apertura de entre los músculos de las emociones, duelen. Te contraes. Respira.
Respiras.
Pero ahí estás, haciendote comunión.
Buscando la luz.
Tras el equilibrio.
Lo bueno,
lo bello...

¡Que no deje de agradecer tal don!
Que no pierda el oído y la vista,
pero desde el corazón.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Dónde te metiste, pequeño?

Estaba revolviendo cajones buscando algo que no podía encontrar. Abría y cerraba las gavetas desesperadamente de forma rápida, mientras tiraba por detrás de mí, lo que a mi parecer no era lo que buscaba.
¿Dónde carambas podrá estar...? Por aquí debe de estar... en algún lado se habrá escondido.
Ahí al fondo estaba, empaniquecido mostrando sus temblorosas piernas recogidas hacia sí, tomándolas con sus dos brazos, haciéndose una conchita al verse descubierto.
Ven. Le ordené pedí.
Traté de ser lo más opresora dulce posible. Seguro mi cara no lo demostraba, porque el otro, seguía ahí desconfiado.
Ven. Dije al fin con voz tranquila. Modificando mi expresión corporal.
Se incorporó de un salto levantó tímidamente y me miraba receloso. Dió unos pasos trémulos y por fin me miró a los ojos su mirada se encontró con la mía.
Le tendí la mano y la tomó.
En cuanto la aferré tuve entre mis dedos, apreté los músculos y lo sostuve.
Dime tu nombre. -Le pedí se presentara-Disculpa que haya sido tan dura contigo. Es que tenía miedo de no encontrarte.
-No deberías temer- me dijo al fin. Todos lo tienen, en algún lugar de su ser, pero todos lo tienen. Mi nombre es narrador y lo único que necesitas para encontrarme, es tomar una pluma y un papel.

Entonces entendí, y dejé de tenerle miedo a la hoja en blanco.
¿Tú ya encontraste al tuyo?

martes, 23 de noviembre de 2010

El universo te llamó Paloma.
Yo no sabía que podía dolerme tu nombre, cuando empezaras a abrir tus alas.
Los hijos son tus mejores maestros. Te enseñan a amar, sin tiempo, sin medida, sin condiciones. Te enseñan a crecer, a perdonar, a llorar de alegría.
Te enseñan a soñar, a esperar y a soltar.
Te confieso que no quiero. No quiero soltarte Paloma hermosa. Tu presencia en mi vida me engrandece.
Pero tus alas se están extendiendo y no tengo posibilidades (ni derecho) de detenerlas en tus costados.
¡Ala pués! mi pequeñita, disfruta de tu vuelo.
Siento la alegría de tu piel en mi piel, no puedo evitar sonreír al ver tu sonrisa. Es una bendición estos lazos humanos que nos unen. Y cuando lloras, sufre mi espíritu y se conmueven mis ojos, mira que gracioso, mi cuerpo es el mío y palpita en gozo sólo de imaginarte.
Estás allá y yo tan acá, no se si es la energía.
Tus triunfos... son mis triunfos, inevitable.
No ha sido mas que un honor acompañar tus pasos, ver el recorrido de tu camino, observar cómo creces, hijo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Call 911

No lo puedo creer. ¡Esto ya no es un vicio! Creo que estoy enferma.

¿Habrá lectores anónimos que me ayude a superarlo? ¡Que me he puesto a contarlos!
uno, dos, tres, cuatro... cinco, seis... ups... ¡siete! siete libros al mismo tiempo.

¿Los alcohólicos se averguenzan de su estado? no lo se.
                                 No sé si quero avergonzarme. manía necia la mía.
Muchas veces me han preguntado si no me confundo entre una historia y la otra. Yo por dentro -con mi manía- pienso... ¿te confundes tú, al hablarle a tus hijos, por muchos que sean? -y mirándo a los ojos de quien interpela mi locura le digo. -no, no me confundo. Todas (las historias) son distintas.
Ni el contenido, ni la forma, ni el autor, ni las portadas. ¡Rica variedad!
Pero eso no es lo peor.
Lo peor es que paso por cualquier librería y no puedo evitar entrar...
y si encuentro algo por ahí, divagando solo, triste, como llamándome... acabo por adoptarlo.
Aún hay algo que me asusta más que eso. Ahí viene la FIL.
Call 911

viernes, 19 de noviembre de 2010

Enojarse tanto ¿vale la pena?

No consigo concentrarme. No después de este coraje. ¡Que se me desmoronan mis cristales!
Si el chinito Masaru me diera una revisadita interna vería un montón de células distorcionadas y casi semi podridas. Reviso lo más rápido posible el contenido textual del manejo de la ira. Me como un trozo de chocolate. Grito. Digo una que otra mala palabra... Me conecto finalmente...
ah,
empieza mi ritmo cardiaco a bajar. No te miento, no se ha normalizado, méeenos en un carácter como el mío. Pero ha bajado el punka.punka.punka de la adrenalina a máxima para convertirse en un pshhhh.psshhhh un poco más lento.
Luego me siento. abro el archivo de mi próximo libro... No puedo. Ahí las frases rotas, desequilibradas, inarmónicas no caben. No en éste.
Por eso, abro con confianza mi blog y empiezo a teclear simplemete para dar salida a este montón de iras acumuladas en un organismo que está manufacturado para la alegría.
Au! mi vesícula (inexistente) llora y se lamenta aún en el "no ser". Seguro algo dejaron los médicos al quitarmela. O es como aquello que dicen del órgano mutilado... que siente pero no está.
En fin, teclear, oir el tic tic tic de las palabras plasmandose en un espacio compartible me ha sedado un poco.
Creo que más que poner palabras por poner, cada escritor lo que hace, es conectarse con el Infinito. No es simple y llana egolatría, es la puritita verdad. Entras en el universo de tu intimidad para sacar, con delicadeza algunas veces, con desesperación otras, aquello que llevas dentro.
Vaya. ¡Que compromiso!
Por eso, el poder de la palabra.
Porque tocas un alma desde tu alma.

Te abres, te descubres, llegas, tocas, te abre, se descubre.
Y el milagro.
La comunicación entre tues que sin conocerse, han hecho conexión. A través del tiempo, del espacio, de las estúpidas barreras que hemos querido ponernos entre nosotros... eternos inconcientes.
Qué delicia tener este espacio. Qué delicia que podamos enojarnos tanto y luego tener la capacidad de resolverlo para después, disfrutar aún más, los estados de paz.
Tras estas cortas estrofitas he conseguido por lo pronto caer en cuenta de algo nuevo, y eso,
ya valió la pena.


lunes, 15 de noviembre de 2010

abre...ábrete.........ábrelo.............ábreme.................

No lo puedo creer. Y yo que me creía tu escuchadora.No había estado mas que presenciando un monólogo absurdo en donde el protagonista era solo yo.
Veía sin ver. como en un paisaje con filtros, donde solo se puede ver un color.
El que el mismo fotógrafo va poniendo.
Y tu voz es tan queda. y mis oidos tan cerrados.
Pero como buen comunicador te haz encargado de hacer llegar tu mensaje. De una forma, de otra, una vez, otra más, aquí,
allá.
no me ha quedado otra que entenderlo. al entrar en la danza del  diálogo me he enajenado con tus formas, con tus sonidos, con tus colores.
Este sí que es un paisaje. te alcanzo a observar. sentado. esperando. comprendiendo. con tu rostro tan lleno de luz y tus oidos tan prestos. tus ojos tan mirándome.
Sólo me queda pedir que no se cierren mis oídos. Y si quieres. ábre. ábrelos. ábreme.